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SUEÑOS QUE SE HACEN REALIDAD

NUESTRO CUERPO

NUESTRO CUERPO

Hace unos días presenté este microrelato a un concurso de la web "Helveticas" y la verdad es que me encantó el tema así que aquí os lo presento y espero que os guste.

 

 

 

TRANSCURRE EL TIEMPO Y TODOS CAMBIAMOS

 

 

 

Transcurre el tiempo y todos cambiamos pero si hay algo que nos marca y deja huella es “El Instituto”. Ayer, hoy y siempre, generación tras generación. En un aula, exactamente igual que en nuestra familia, se forjan todas nuestras debilidades y fuerzas, nos dejamos ganar por las inseguridades o superamos los retos que se presentan reforzando con ello nuestra autoestima. Otras veces simplemente dejamos vencer al victimismo y somos nosotros mismos los que nos hacemos incapaces de alzar el vuelo. El entorno nos condiciona, sí, pero es nuestra propia valía y fortaleza interior la que ha de conducirnos hacia nuestra mejor versión. No vale echar continuamente la culpa a los demás. Yo también sufrí por el aislamiento y por las estúpidas bromas de “las pijas de la clase”. Algo muy normal si eres retraída, muy bajita y gordita y no tienes ni la valentía ni la osadía de hacerte valer y defenderte. Tampoco tuve demasiada ayuda de mi entorno, es verdad. Pero quince años después, allí apareció. Aparentaba tener unos veinte kilos de más, desaliñada, demacrada  y  con un niño recogido en su cadera. Ella, conocida como una chica rica, típica niña de papá, estaba allí solicitando la conocida “ayuda familiar”. Yo le entregué los papeles necesarios y no le encuentro la más mínima falta de dignidad al hecho en sí, que conste. Lo que me impresionó profundamente fue ver que aquella chica que se pavoneaba haciendo creer que era alguien superior y presumía de guapa y de llevar “una gran vida”, que miraba por encima del hombro a los demás y te hacía sentir que no eras digna de recibir la más mínima atención suya, al final era una más de la gente llana del pueblo que acaba encontrándose en la cola del paro. Yo no he llevado ningún tipo de “gran vida” y también he estado en la cola del paro pero creo poder decir que, aunque mejoraría infinidad de cosas, no puedo quejarme. Entonces, ¿acaso no fue una estupidez dejarme llevar por el miedo, los complejos y la cobardía mientras estaba en el Instituto y aún incluso hoy en día?. Definitivamente, sí. Quizás habría mejorado laboralmente y hubiese cuidado mucho más de mí misma y de mi aspecto. De la misma manera que para mantener limpia y bonita una casa hay que cuidarla y dedicarle empeño, lo mismo se aplica igualmente a nosotros mismos. No es fácil pero debemos aprender a conocernos bien y  valorarnos de forma realista y así mismo, a cuidar y sacar el mejor partido de nuestro cuerpo. No es preciso disponer de  muebles de diseño para tener una casa preciosa ni para hacer de un pequeño pisito un hogar maravilloso en el que vivir.

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